Dejando atrás Asia camino de África en nuestra lenta pero
constante vuelta a Madrid hicimos escala en Dammam, la tercera ciudad más
grande de Arabia Saudí. Las veinte horas que pasamos en el aeropuerto King Fahd
fueron muy raras.
Este aeropuerto es el más grande del mundo, y no han
escatimado en nada: moquetas, asientos de piel, muros y columnas recubiertos de
mármol… Un sitio tan grande como vacío, porque apenas hay tráfico en este mega
aeropuerto.
Cuando aterrizamos nos tuvieron esperando un buen rato a l@s
pasajer@s de tránsito mientras se terminaba el partido de futbol contra Irak. Después
nos llevaron por salas enormes vacías hasta la zona de embarque.
Solamente había una cafetería junto al Duty Free, y allí se
aglomeraban todxs lxs viajantes. Nos pusimos a explorar y encontramos salas y
salones llenos de asientos y tumbonas,
televisiones de plasma con Tom y Jerry
y mármol, mucho mármol.
La gente era digna de ver: a las mujeres no se les veía mucho
con el burka, a veces nada, y los hombres llevaban chilabas blancas y pañuelos
rojos y blancos en la cabeza, y barbas largas. Esto que describimos se ve muy
bien en los carteles de los baños.
Por supuesto había una mezquita y la llamada a la oración se
hacia por megafonía.
Aun así no fue difícil encontrar un sitio donde dormir tranquilamente
en el aeropuerto, pues no podíamos entrar al país para pasar la noche en un
hotel. Tampoco habríamos obtenido el visado porque no estamos casad@s, y las
mujeres, consideradas menores de edad, deben ir acompañadas de un familiar adulto
(es decir, de un hombre). No nos perdemos nada.
No vayáis, los saudíes
son malos.
Un Saudí conspirando. |
Leaving
Asia behind on our way to Africa in our slow but constant return to Madrid, we
stopped in Dammam, Saudi Arabia’s third biggest city. The twenty hours we spend
in King Fahd’s airport were very weird.
This
airports is the world biggest’, and they haven’t saved money with anything:
moquette floors, leather seats, walls and columns covered with marble… A place as big as
it is empty, because the traffic is scarce in this mega airport.
When we
landed we waited for a while with the other transit passengers for the football
match against Iraq to finish. Afterwards, we were taken through huge and empty
rooms to the boarding area.
There was
only a cafeteria next to the Duty Free, and all the travelers were concentrated
there. We went on to explore and we found rooms and lounges full of seats and long
chairs, plasma televisions with Tom and
Jerry, and marble, plenty of marble.
The people
were worth watching: we couldn’t see much, even nothing, from the women who wore
the burka, and the men wearing the traditional attire with a long white dress
and a red and white headscarf, and their long beards. This thing we describe
was easily appreciated in the toilets signs
Obviously,
there was a mosque and the prayer call was made through the announcing system.
Nevertheless,
it wasn’t easy to find a place where we could sleep calmly in the airport,
because we couldn’t enter the country to sleep in a hotel. We wouldn’t have
gotten a visa either because we aren’t married and women considered under age,
have to be accompanied by an adult from the family (that is to say, a man). We didn’t
miss anything.
Don’t go
there, the Saudis are bad.
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