Parece ser que nuestra última entrada fue optimista en
exceso: “vamos que nos vamos aunque casi nos quedamos” se convirtió en “madre
mía qué jaleo”.
El día 4 de febrero fue más bien largo. Álvaro hizo su
último examen en la UAM,
y antes de volver a casa para terminar de preparar las cosas fuimos a comprar
un abrigo para Andrea (Alhamdulillah, porque está haciendo un frío que pela).
Después de un infructuoso intento de echarnos la siesta se nos ocurrió la
brillante idea de consultar una vez más el estado de nuestra reserva.
¡SORPRESA!
Your reservation has been cancelled.
Descolgamos el teléfono, llamamos a Turkish Airlines: “nuestro
horario de atención al cliente es de lunes a viernes de 9h a 18h”. “Pero si son
las 17h45”. “Andrea hoy es sábado”. “¡Mierda!”.
Llamamos a Spanair: “Desde el día 30 nuestros sistemas están
cerrados, para saber que ha pasado con su reserva pónganse en contacto con
Turkish Airlines”. “¡Mierda!”.
Llamamos a AENA: “Desde aquí no podemos decirles nada,
desplácense al aeropuerto de Madrid-Barajas”. “Bueno, pues vámonos al
aeropuerto”.
Una hora después, en el aeropuerto, mostrador de
información: “Señorita, ¿sería tan amable de indicarnos el número de mostrador
de Turkish Airlines?”. “Pues sí, pero ya está cerrado”. “¡Mierda!”. “¿Y sabe
usted qué podemos hacer? Hace dos días la reserva estaba bien, teníamos
nuestros billetes, y de pronto hoy, sin que nadie nos avise, y porque nos hemos
iluminado, nos enteramos de que ya no tenemos reserva”. “Pues la gente está
comprando billetes nuevos”. “¡Mierda!”. “Sin embargo, algunas compañías están
ofreciendo billetes baratos para lxs afectadxs”. “Bien, ¿y en qué mostrador
están?”. “Pues es que están ustedes en la
T1, e Iberia se encuentra en la T4”. “¡Mierda!”. “Pues vámonos a la T4”.
Media hora después, en la T4: “Señorita, nos han comentado que están
ofreciendo billetes baratos para las personas afectadas por la quiebra de
Spanair”. “Pues sí, pero no es su caso, puesto que su vuelo sale mañana. Al ser
un vuelo operado por Turkish Airlines, y no por Spanair, no podemos
facilitarles ese tipo de billetes”. “¡Mierda!”. “¿Y qué podemos hacer?”. “Pues
pueden ustedes comprar otros billetes”. “¡Mierda!” se queda corto…
400 euros después, y con la inestimable ayuda de Mauri,
tenemos billetes. OTRA VEZ.
Y esta es la historia de cómo Spanair, en contubernio con
Turkish Airlines, nos estafó. Así que si habíamos quedado con vosotrxs en
vernos el sábado y no aparecimos, ya sabéis porqué.
Eso les pasa por confiar en Spanair. Por lo menos ya están por fin gastandose el dinero de las becas en el hotel. Un abrazo jipis.
ResponderEliminarY de momento aquí vamos a seguir... es un laaaargo camiiiino
ResponderEliminar