Una de las excursiones estrella desde Guilin es la de
Longsheng, y nostrxs no nos la quisimos perder. A pesar de que son bastante
careros y se tarda casi tres horas en llegar merece mucho la pena por sus
espectaculares paisajes.
Compartimos el coche y el día con Olaf, un alemán que está
de año sabático por el mundo. Salimos de Guilin a las nueve y media de la
mañana y llegamos alrededor del medio día. Por el camino ya fuimos disfrutando
de muy buenas vistas: primero el paisaje kárstico de Guilin y alrededores, y después
de las montañas con pueblecitos encantadores.
El atractivo de Longsheng no son solo las terrazas de arroz,
sino también las mujeres de la zona. De una etnia minoritaria llaman la atención
por sus largos cabellos (les llegan hasta el suelo) que colocan sobre sus
cabezas como un gran sombrero. Se ganan la vida vendiendo artesanías y
trabajando de porteadoras llevando las mochilas de lxs turistas montaña arriba
y montaña abajo. Lo que más nos choco fue que estas mujeres son bastante
mayores (de cincuenta para arriba).
Es posible alojarse en Longsheng en una de las numerosas
posadas. No entramos pero parecen bastante básicas y poca gente escoge hacer
noche. Sin embargo, creemos que es una buena opción porque a partir de las
cinco no hay nadie y es un lugar muy tranquilo para descansar y pasear.
Comimos con nuestro amigo alemán en un restaurante local con
unas vistas magnificas y pasamos la tarde paseando entre los campos de arroz. Ha
sido lo que más nos ha gustado de lo que hemos visto en China.
One of the
star daytrips from Guilin is going to Longsheng, and we didn’t want to miss it.
Despite being quite expensive and taking nearly three hours to get there it is
really a worthwhile trip due to its spectacular landscapes.
We shared
the car and the day with Olaf, a German guy on a gap year around the world. We
left Guilin at half past nine in the morning and we arrived around midday. On
the way we already had the chance to enjoy great views: first Guilin’s and its
surroundings karstic landscape, and then the mountains dotted with charming
villages.
Longsheng’s
attractive is not only the rice terraces, but also the women of the area. From
a minority ethnic group they drew our attention because of their long hair (it almost
reaches the floor) that they put around their head as a large hat. They earn a
living selling artisan work and working as porters, carrying tourist’s bag up
and down the mountain. The most remarkable thing was that they are quite old
(from fifty upwards).
It’s
possible to stay overnight in one of Longsheng’s numerous guesthouses. We didn’t
go in but they seemed very basic and few people decide to stay. However, we
think that it is a good idea because after five the place is empty and it’s a very
calm place to go walking, relax and unwind.
We ate with
our German friend in a local restaurant with magnificent views, and we spent
the afternoon walking around the rice fields. It is our favourite place in
China.
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