Como ya nos hemos extendido bastante elogiando a nuestro
medio de transporte favorito, os vamos a contar ahora por dónde hemos pasado.
Salimos de Vientiane para desviarnos de la ruta 13 hacia el
sur y seguir el Mekong. Visitamos el parque Buda y nos arrastramos penosamente
por el barro tras el diluvio. Nunca nos hemos alegrado tanto de ver una
carretera como el día en que abandonamos ese camino de cabras. Pasaron dos noches
más hasta que llegamos a Paksan. Las etapas de unos 50km, pero diremos en
nuestra defensa que estábamos más que desentrenad@s y nunca nos había dolido
tanto el culo.
Descansamos en Paksan, donde no hay nada. Solamente salimos
de nuestra habitación con aire acondicionado para comer y cenar. En Laos hace
mucho calor.
Alvaro sufriendo |
Cuatro días después llegamos a Tha Khek. La sopa de noodles de
arroz con tripas de pollo o cerdo ya nos salía por las orejas, así que
aprovechamos para darnos un festín. Hacía
días que pedaleábamos entre arrozales y casas de bambú, y fue muy agradable
estar de nuevo en la ciudad. Tha Khek es un lugar tranquilo a orillas del
Mekong. Desierto durante el día, por la noche tropas de jóvenes se paseaban en
bicicleta. El paseo junto al río se animaba mucho también, con puestos de
comida y de feria.
Como nuestro visado era solo de treinta días y estábamos lejos
de la frontera decidimos coger un autobús. Ataron las bicicletas al techo del autobús,
y ahí fueron dando botes durante siete horas. Aprovechamos la parada a medio
camino para comernos un pollo a la brasa y jugar con una niña que andaba por ahí.
Añadir leyenda |
Pasamos dos noches en Pakse reponiéndonos del viaje en autobús
antes de volver a dar pedales rumbo a Champasak, pero esto ya os lo contamos en
la próxima entrada.
Cuando hice la vuelta a irlanda la mejor compra fue un cojinete pal ojete (con rima).
ResponderEliminarSi podéis haceros un apaño, no os dolerá tanto jeje
ánimo!