El Bromo es un volcán en el cráter de un volcán. A su lado
hay dos volcanes más, también en el cráter del volcán. Detrás hay otro volcán
mucho más grande que los tres volcanes del cráter del volcán. Si vas allí,
puedes creerte que estás en la Luna, o en Marte, no lo sabemos porque nos
limitamos a la Tierra (cuestión de fondos).
El caso es que, ya en Indonesia, queríamos verlo nosotrxs
también. No ha sido fácil. Nada fácil.
Todo comenzó en Probolinggo, una ciudad de mierda con un
cártel de transportistas. Normalmente
la gente coge un minibús hasta Cemoro Lawang, un pueblo a unos pasos del
cráter de los tres volcanes. La distancia que separa estas dos poblaciones no
supera los cincuenta kilómetros. El litro de gasolina vale menos de cuarenta
céntimos de euro. En consecuencia, las tarifas de los transportes son muy bajas.
Lo que normalmente sería un trayecto de un euro vale tres con el cártel de
Probolinggo. Eso sí, esa es la tarifa aplicable a lxs guiris. Este doble rasero
es algo común en el sudeste asiático cuando se trata de transporte, entradas a
lugares de interés, alojamiento, etc.
Tenemos nuestras razones para que esto no nos guste. Tanto
en el transporte como en el alojamiento, no recurriríamos a la opción más
barata si no nos quedara más remedio. Pasar horas hacinadxs en un autobús a
cuarenta grados como todxs lxs demás pero tener que pagar más por ser de otro
país, eso no. Todxs sudamos igual y a todxs nos duele el culo. Y aunque
tuviéramos dinero para ir en taxi, si queremos utilizar el transporte público
tenemos derecho al mismo precio. A modo de aclaración hay que decir que estas
prácticas son ilegales pero son aceptadas tanto por los trabajadores como por
lxs usuarixs locales.
En el tema de las entradas a puntos de interés, sí que hay
una duplicidad oficial de precios. Si el propio Estado pone precios dobles, ¿por
qué no van a hacerlo lxs ciudadanxs? Eso es algo que nos cabrea especialmente.
Los lugares de interés cultural son patrimonio de la humanidad.
Pero volviendo a Probolinggo. La noche que íbamos a coger el
minibús a Cemoro Lawang no quisimos pagar la tarifa guiri y decidimos llegar a
Bromo por nuestra cuenta y riesgo. Hicimos noche en Probolinggo y a la mañana
siguiente cogimos un autobús a Malang con la idea de alquilar una moto.
Bromo is a
volcano in the crater of a volcano. Next to it, there are two more volcanoes,
also in the crater of the volcano. Behind there is another volcano, much bigger
than the three volcanoes in the crater of the volcano. If you go there, you can
think that you are in the Moon, or in Mars, we don’t know because we limit
ourselves to the Earth (a matter of funds).
The thing
is that, already in Indonesia, we wanted to see it ourselves. It hasn’t been
easy. At all.
Everything
started in Probolinggo, a crappy city with a transport cartel. Normally the
people catch a minibus up to Cemoro Lawang, a village a few paces way from the
crater of the three volcanoes. The distance that separates these two places doesn’t
reach fifty kilometres. The litre of petrol is less than forty euro cents.
Therefore, transport fees are really low. What should be a one euro journey costs
three with Probolinggo’s cartel. In fact, that is the fee applicable to
foreigners. This double standard is something common in Southeast Asia when it
comes to transport, entrance fees to places, accommodation, etc.
We have our
reasons to dislike this practice. In transport and accommodation we wouldn’t resort
to the cheapest option if we had any other options. Spending hours crammed in a
bus with forty degrees as everyone else does, but having to pay more because we
come from another country, is a no. We all sweat equally and we feel the same
pain on our asses. Even if we had money to go by taxi, should we want to use
public transport we have the right to get the same price. As matter of fact,
these practices are illegal but they are widely accepted by workers and local
users alike.
As for entry
fees to cultural places, an official double standard actually exists. If the
state uses these double standards, why wouldn’t their citizens do it? That is
something that really bothers us. The places with cultural interest are human
heritage.
But going
back to Probolinggo. The night that we were supposed to get the minibus to
Cemoro Lawang we decided not to pay the foreigner fee and we decided to arrive
to Bromo by our own means. We spent the night in Probolinggo and the next
morning we got the bus to Malang with the idea of renting a motorbike.
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