Aunque parezca mentira nos hemos pasado tres noches en Stung
Treng. Y como no había nada que hacer hemos estado descansando y pensando.
Desde que cruzamos la frontera notamos un aumento sustancial
de las temperaturas con las que es imposible (o extremadamente desagradable)
pedalear. Además nos estábamos quedando sin tiempo; el 12 de noviembre volamos
a Yangon, Birmania.
Con mucho pesar hemos decidido coger un autobús a Phnom Penh
para vender las bicicletas mientras tramitamos el visado indio.
Entretanto hemos vagado por el impresionante mercado de
Stung Treng que apesta a podrido y es el hogar de montones de ratas como gatos.
Las mujeres se pasean en pijama estampado de dos piezas (siempre conjuntado)
sin importar su edad. Desde luego se las ve muy cómodas.
También nos asomamos al río, un afluente del Mekong, cuando
caía la tarde.
As crazy as
it may sound, we have spent three nights in Stung Treng. And because there was
nothing to do we have been resting and thinking.
Since we
crossed the border we noticed a substantial increase of the temperatures which
makes cycling either impossible or extremely unpleasant. Besides, we were
running out of time; the 12 of November we fly to Yangon, Burma.
With great
sorrow we have decided to get a bus to Phnom Penh in order to sell the bicycles
while we apply for the Indian visa.
In the meantime
we have wandered around Stung Treng’s impressive market that stinks really bad
and is the home of a bunch of rats as big as cats. The women walk around in matching
and colourful pajamas. They seemed to be pretty comfortable.
We also
went to see the river, a Mekong tributary, when the sun was setting.
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