jueves, 12 de julio de 2012

Parada técnica en Bangkok


Como en Estambul no habíamos podido vacunarnos de la encefalitis japonesa, regresamos a Bangkok desde Ayuthaya para ello. 

Nuestras dosis anti-encefalitis, yuju!

Nos vacunamos pronto en la Thai Travel Clinic, una clínica universitaria especializada en enfermedades tropicales (y que sin duda recomendamos por su eficiencia y buenos precios), y aprovechamos la tarde para darnos una vuelta.

Fuimos al maravilloso Monte Dorado, un lugar que la guía te recomienda por sus impresionantes vistas de la ciudad. Nos subimos todos y cada uno de los escalones llen@s de ilusión. Cuando llegamos arriba... en fin, solo diremos que hacía viento. El skyline de Bangkok deja mucho que desear.

Miniatura del monte dorado, que no es de oro.

Dagoba que corona el monte dorado.

Seguimos buscando aventuras y aterrizamos en Khao San Road, una calle muy especial. Es un gueto para guiris, lleno de hostales, bares, tiendas de ropa y souvenirs, ofertas de trajes a medida por 100€, y falsificaciones de títulos universitarios, carnets de conducir, etc. 

La calle de Khao San.

Al principio nos gustó porque Álvaro pudo comprarse un bonito bañador por 5€, pero al cabo de un rato l@s ingles@s borrach@s y medio desnud@s gritando por la calle nos cansaron y nos fuimos.

En Hua Lamphong, la estación principal de Bangkok, esperamos a coger el tren nocturno a Chumphon. Mientras tanto conocimos a una pareja bilbaína encantadora con la que hemos compartido los días siguientes. 

Interior de la estación de tren de Hua Lamphong.

Poníamos rumbo al sur después de visitar tanta ciudad en el norte, llenas de atascos, malos humos, y una humedad insoportable. Como echábamos de menos la naturaleza, abandonamos BKK para irnos a Koh Tao, la tierra prometida.

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