domingo, 20 de mayo de 2012

Al aire libre sienta mejor


En nuestro de viaje de casi veinte días por el sur de Turquía hemos tenido la oportunidad de practicar distintas actividades/deportes al aire libre. Aquí os hablamos de las que más nos han gustado.

Kayak en mar y en laguna.
Nuestra primera experiencia vital con kayak fue en el mar, un día más bien gris, en Kekova. Nos costó muchísimo al principio, no por coordinación, sino porque no habían ajustado bien los "pedales" con los que se dirige la embarcación. El pobre Álvaro, que iba de timonel, se dejó la espalda estirando las piernas para que pudiéramos virar. Eso sí, una vez ajustado, se nos dio de vicio. Tanto que nos motivamos y decidimos repetir unos días después. 

Lo curioso de la excursión en kayak (que duró casi cinco horas, y nos dejó destrozadxs para el resto del día) es que la hicimos en Kekova, una parada obligatoria en la ruta licia (de la que ya os hablaremos), y en la que descansan los restos sumergidos de la ciudad antigua. Con la prohibición de bañarse en esa zona, la única manera de disfrutar de las ruinas submarinas de cerca es en kayak. También paramos media hora en una isla muy bonita con restos arqueológicos, y visitamos la antigua Simena (accesible solo por mar), con un castillo en lo alto de la montaña.

Llegando en Kekova a la primera parada, necesitábamos un descanso.

La segunda vez en kayak fue mucho más relajada, pues alquilamos uno doble durante una hora para curiosear en la laguna de Öludeniz, un pueblo cercano a Fethiye.
El día era soleado y el agua estaba en calma (no como en Kekova, dónde unas olas nos hicieron creer que volcábamos). Simplemente fue un paseito agradable y divertido. 

Mientras Álvaro había saltado al mar a darse un chapuzón, Andrea seguía
remando en la laguna de Öludeniz.

Nadar y hacer snorkel.
Casi todas las paradas de la ruta licia están en la línea de costa, y sus aguas claras permiten hacer snorkel y bañarse desde finales de abril. 
El sitio que más nos gustó para esto fue también Kekova, dónde no vimos casi turistas y pudimos pasar un día a solas abandonadxs en una isla (no hay playa en Kekova, sino muchas islas diminutas a las que te acercan en barca y vuelven a buscarte a la hora que les digas). Nos bañamos, tomamos el sol (hasta Álvaro se puso algo moreno), leímos e hicimos snorkel; y todo, al aire libre.




Pasear en barco.
En la mayoría de ciudades y pueblos costeros tienes la posibilidad de pasar un día en un barco con un montón de abuelitxs británicos y alguna familia alemana. No era lo más nos atraía, pero en Öludeniz los precios eran muy razonables, y tampoco disponíamos de muchos más días, por lo que decidimos probar. La verdad es que nos sorprendió muy gratamente, pues pudimos visitar en un día lo que nos hubiera llevado tres por nuestra cuenta (algunos lugares en esta parte de Turquía son bastante inaccesibles, a veces solo a pie, otras únicamente por mar...). 


Hacer barranquismo/canyoning.
El día que cogimos el barco nos dejaron una hora en Faralya, el valle de las mariposas (al que sólo se accede a pie o por mar). Encajado entre dos montañas, y con una garganta impresionante, este valle es precioso, y está muy cuidado. Vimos muchos animalitos (incluidas tortugas, que nos han encantado) y plantas, y nos dimos un buen paseo hasta una catarata, a un kilómetro de la entrada.

Subiendo a la catarata en Faralya.

Nuestro último día decidimos pasarlo en Saklıkent, un lugar famoso por tener una garganta enorme, profunda, y con un río que permite el kayaking, rafting, y otros deportes moviditos. El emplazamiento es una maravilla, y existen como posibles alojamientos casas en árboles. Todo turismo muy verde y respetuoso con el medio. Nos dio pena no poder quedarnos, pero intentaremos volver.
El caso es que nos atrevimos con la garganta, y nos adentramos río arriba algo más de una hora. No fue nada fácil, y nos cansamos mucho. Además, llevábamos encima la cámara de fotos, los pasaportes y el dinero, por lo que no podíamos caernos (sobre todo Álvaro, que era el que llevaba la mochila, aunque realmente en muchos momentos nos apoyábamos el unx en el otrx, y la caída de cualquiera de lxs dos hubiera supuesto un problema). 
Salimos sanxs y salvxs con alguna dificultad pero mamás, estamos bien.


Álvaro luchando contra la corriente.






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