martes, 3 de abril de 2012

La paz búlgara: Bansko y Plovdiv


Llegar a Bansko no fue fácil. Según la Lonely Planet hay unos catorce autobuses diarios de Sofia a Bansko. En realidad, hay tres.

Nos pasamos unas horitas en la estación de autobuses de Sofia hasta que por fin salimos rumbo a las montañas.

Ya lo intuíamos, pero una vez en el bus asumimos que no es el modo de transporte ideal para moverse por Bulgaria. Llena de puertos de montaña y carreteras secundarias en muy mal estado, la red viaria búlgara es bastante deficiente. 

En otras palabras; tardamos casi cuatro horas en hacer 170km. Después de estos días en Bulgaria podemos decir que tenemos un máster en autobuses.

Los paisajes merecían la pena, sobre todo porque compensaban la extraña belleza de las ciudades en las que paramos de camino.

Hermosas vistas

No tan hermosas vistas

Llegamos de noche a Bansko, así que hasta el domingo no pudimos hacer nada.

Por lo visto en Bansko hay tres cosas que hacer, o cuatro. Esquiar, comer y beber. Nosotrxs llegamos cuando todavía había bastante nieve y la gente estaba esquiando. Nuestro plan era caminar por el parque natural, Patrimonio de la Humanidad, pero llovía y hacía frío. Nos conformamos con dar un paseo por el pueblo y comer más cerdo, que siempre anima.

Álvaro está siempre animado

Las vistas desde nuestra habitación eran magníficas

Bansko es un pueblito encantador y los alrededores son naturaleza en estado puro. Es muy recomendable ir, aunque con buen tiempo.

El lunes de buena mañana cogimos otro autobús para ir a Plovdiv, otra ciudad pequeña pero interesante. Paseamos mucho y comimos más cerdo, era nuestra última oportunidad antes de volver a Estambul... ¡y no íbamos a dejarla escapar!


Parece que en Bulgaria adoran las esculturas a pie de calle.

Además de un anfiteatro, un estadio y un odeón romanos (los dos primeros están siendo restaurados actualmente), hay una mezquita, unas cuantas iglesias, parques, galerías de arte, plazas y casas museo de ricos comerciantes del siglo XIX.

Nosotrxs visitamos la de Stepan Hindlian, por ser una de las más opulentas y representativas de este género.

EL maravilloso anfiteatro romano de Plovdiv, que están restaurando.

Típicas casas de Plovdiv.

Por último subimos a una colina desde la que se puede divisar toda la ciudad, donde reina la paz búlgara que tan bien nos vino.


La paz búlgara


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