sábado, 14 de abril de 2012

Los autobuses turcos


Ya hemos hablado un poco en alguna que otra entrada de los autobuses turcos, pero lo cierto es que se merecen una entrada para ellos solos. 

Las compañías.
Existen muchas compañías, miles de ellas, y son muy competitivas a la hora de conseguir clientes. Eso sí, los precios que tienen son los mismos, salvo en ocasiones contadas, donde la diferencia no llega a los 3€. 

Las estaciones.
Es importante decir que las estaciones de autobuses suelen estar a las afueras de las ciudades, muy a las afueras. En el caso de Estambul, dónde están especialmente lejos, las compañías de bien ofrecen un servicio de lanzadera desde el centro (Taksim), alargando el viaje unas dos horas.

El precio.
Recorrer unos 400km sale por 30TL, unos 12€. En comparación con el tren no es mucho más caro, pero sí más rápido. Además, la red ferroviaria turca no es demasiado buena. Hay que decir que en general los transportes en Turquía son caros, sobre todo en relación con el coste de la vida (comida, alquileres, salarios...). Por otro lado, la gasolina también es muy cara (más de 2€ el litro) debido a las tasas que impone el gobierno. La gente aquí, para viajes largos, siempre coge el autobús, y además les encanta.

En este autobús sólo había tres asientos por fila, lujo everywhere.

Los servicios.
Los autobuses turcos son especiales. El trato recuerda más al recibido en los vuelos de los años 1990 que a otra cosa. Junto al conductor siempre hay un/a azafatx que se cuida del bienestar de la clientela. Reparte agua, bebidas refrescantes, té y/o café, acompañados de bollería y galletitas saladas. Algún día, si hay suerte, cae un sandwich de queso.

El azafato, muy pulcro, se pone los guantes antes de
servir un piscolabis.

Los asientos están equipados como los de los aviones que operan vuelos de larga distancia: mesa desplegable con su correspondiente orificio en el que colocar el vaso, revista de entretenimiento, y pantalla interactiva con televisión, películas, juegos, música, puerto USB y una cámara situada sobre la cabeza del conductor que te permite pasar el viaje el muert@ de miedo.

La cámara del terror, y de noche ya no veas.

Los problemas.
Increíblemente, estos autobuses rara vez tienen baño (algo que todavía no entendemos), fallo que compensan parando cada hora en algún lugar remoto (dónde casualmente hay un centro comercial y un baño de pago). Esto, añadido al hecho de que las distancias son enormes, hace que los trayectos sean eternos (nunca olvidaremos el de Istanbul-Sofia, épico) y desesperantes.

Feliz viaje!

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