martes, 19 de junio de 2012

Saliendo de Turquía


No teníamos muy claro si íbamos a poder abandonar el país. Debido a unos problemillas burocráticos nos encontrábamos en situación de ilegalidad desde hacía más de un mes. 

No se puede decir que no lo intentamos, pero obtener el permiso de residencia en Turquía es como vivir El proceso de F.Kafka. Fuimos a la oficina de extranjería, nadie hablaba inglés. En un edificio cuadrado siempre nos dirigían hacia la derecha: dimos tres vueltas. Todo era caos, pero para no hacerlo pesado, os diremos que no lo conseguimos. 

40 días después teníamos que partir. No sabíamos qué iba a pasar. Miedo. 

Cuando llegamos al control de pasaportes nos llevaron inmediatamente a una salita. Miedo.

Miraron muchos papeles para decir al final: o pagáis 100euros cada un@ o no podréis regresar en cinco años. Nos miramos, no money my friend, en turco "para yok". 

Sí, no podemos volver a Turquía. Sin embargo, con ir a una embajada y pagarlo podremos volver cuando queramos. 

Prueba superada.

Cogimos el avión a Dubai. Miedo. 

El vuelo fue de maravilla. Desembarcamos y oímos el melodioso sonido del árabe. Entendíamos lo que decían después de cuatro meses entendiendo de la misa la media. 

Cinco horas en la terminal. Miedo.

Éramos lxs únicxs occidentales oyendo de nuevo la llamada a la oración que nos es tan familiar. Por la megafonía del aeropuerto. Salvo algunas excepciones, TODAS las mujeres vestían burka (de los que tapan también los ojos) y guantes negros. Los hombres llevaban barbas larguísimas y chilabas blancas. 

No queremos vivir en los Emiratos Árabes Unidos.

Próxima estación Colombo, Sri Lanka.

No hay comentarios:

Publicar un comentario